miércoles, 10 de febrero de 2010

ARTE CHOCADELICO (IX): JIM FLORA


Vaya tipo.
Si véis los dibujos que ilustran esta entrada podréis inferir que nos encontramos ante un artista único, incomparable, y cuya influencia se extiende hasta hoy en día en el trabajo de los diseñadores que han hecho de la ilustración su campo de acción. El problema es que el propio Flora nunca se consideró un artista.
Fue un tipo que hizo lo que más le gustaba durante toda su vida -salvo necesidades alimenticias en la publicidad comercial, y aún así su estilo se mantiene imperturbable, cómo si le sudase la polla si tenía que anunciar minipimers o tocadiscos- y que pensaba en el éxito justamente cómo eso: trabajar en lo que te gusta.


Es uno de los grandes ilustradores americanos del s.XX (podéis encontrar una biografia muy interesante aquí y ver su web donde hay recogidos muchos de sus trabajos, y hay unas monografías tituladas "The curiously sinister art of Jim Flora" en tres volúmenes excepcionales), y lo mejor es q era un melómano acabado. Realizó anuncios, portadas para discos de jazz de Columbia, folletos, cuentos infantiles, tallados en madera,.. y siempre con esas ilustraciones que rozan lo surrealista y cuya influencia se puede ver en los cartoons de los 50-60, en artistas como Ralph Baksy o el italiano Bozzeto. Sus dibujos son cómo una deformación, una distorsión, una "esperpentización" -en el término valle-inclanesco del término-, un reverso de la ilustración tradicional, de las caricaturas de Disney o Hannah-Barbera. Y al mismo tiempo son tan jodidamente estéticos! Cada uno de los múltiples elementos que conforman sus abarrotadas composiciones pueden funcionar cómo piezas individuales, pero en ellas se refleja el caos de la civilización occidental post-segunda guerra mundial. La rápida tecnificación de la sociedad, el desarrollo del capitalismo tal y cómo hoy lo entendemos: compra, cambia, vende, especula, trepa mono, trepa (el porro empieza a surtir efecto), tráfico de coches, contaminación, estrés, locura, velocidad. Un tipo mostrando las contradicciones del mundo que veía cada día en el papel.


Esos ambientes con seres desencajados, siniestros, el hombre comñun devorado por la vorágine de la calle. Pero con tanto humor! Éste tío era puro jazz, refleja ese espíritu improvisador, de hacer fácil lo dificil, de trenzar melodías y linias que aparecen de golpe en tu cabeza y que piden a gritos ser plasmadas. Un verdadero reflejo de la creación. Sus portadas son un elemento más de la música que almacena el vinilo, son un elemento que complementa y sirve para entenderla y amplía las sensaciones de la experiencia auditiva. Creo q si un niño tiene a su alcance en sus años formativos un libro de Flora que sus padres compraron cuando eran modernos, será un niño mejor. Un poco esquizofrénico, de acuerdo, pero nadie es perfecto y a ti te encontré debajo de un puente. Y es que además el buen señor es rollo Saramago, cuanto más viejo más radical, y con el tiempo sus figuras se van deformando hasta convertirse en seres abstractos que rozan lo cubista, esparramados por el papel. Pero, repito, TAN estético, tan entrañable. Si pudiese me forraba las paredes del salón de mi casa con sus dibujos en folio, hóstias.
Su trayectoria profesional es muy interesante porque es el testimonio de un momento en el que las cosas funcionaban de una manera muy distinta en la industria del entretenimiento y la publicidad. Flora comenta que rara vez se rechazaban sus propuestas para portadas de discos de la época, el tipo escuchaba la música -a veces acudía a las sesiones de grabación-, se ponía a dibujar y aquello q presentaba iba a la imprenta. No sé si esta laxitud en el proceso creativo es mejor o peor que la habitual, en la que la creación ha de pasar por múltiples filtros de opinión y valoración hasta su llegada a las manos del consumidor, pero desde luego es mucho más auténtica y respeta al profesional y creador en tanto que profesional y creador, no cómo un instrumento en manos de gente q toma decisiones con un criterio más q dudoso. En la música suele pasar eso, que tipos encantadores con las caras sonrientes que trabajan en una discográfica sin tener ni idea de música, que han realizado un máster en RRPP y chupado muchos culos, deciden que es lo MEJOR para vender el trabajo de los músicos. Que coño, eso pasa en todos los ámbitos. Gente carente de criterio controla las esferas productivas, y nosotros pegándonos cabezazos contra un muro haciendo lo que nos gusta y esperando poder enseñárselo a la gente, comunicar, transmitir. Simplemente haciéndolo, joder. Hacer por hacer, por el placer del proceso. Eso es.
Flora era un person del carajo. Un comunicador de su tiempo. Y no era un artista.
Cito del artículo aparecido en Revistasculturales.com: Según su propia declaración, un día recibió una llamada de la redacción del New York Times para preguntarle qué quería que hicieran con todos los originales de los dibujos que había ido enviando para acompañar diferentes secciones de la revista. Flora sencillamente respondió, "tíralos" .

Y a otra cosa mariposa.

1 comentario:

Eva Huertas dijo...

joder, en su día escribí un comentario largo en esta entrada que se borró, y por el palo de reescribirlo al final no ha habido ningún comentario.
Me niego a ello porque soy fan de las publicaciones sobre anartistas, hechas con tanta dedicación, descubriendonos nuevas/viejas fuentes de inspiración.
Sin duda, Lalo eres todo un entendido que lo aprecia todo en una buena ilustración, y cuánta razón tienes en casi todo.

Lo sencillo que parece y lo difícil que es de hacer! basta con intentarlo para darte cuenta de ello. Flora es el padrazo del cartoon y mucho más que eso!

En cuánto a lo de si es mejor o peor que otros intervengan, yo creo que es peor: ya nos idiotizan suficiente hoy en día como para que encima se anulen los pocos brotes de creatividad. Para tener de eso hay que entrenarlo, como todo. Pero si no nos lo permiten, estamos jodidos.