Al principio solo era una canción. Tenía el leit-motiv, un concepto de Val del Omar, inventor y pionero del cine en la España de los años 20-30 del s.XX, que había escuchado por primera vez en un tema de Lagatija Nick, grupo granadino por el que siento gran admiración por su valentía creativa, y que había dedicado un disco a ese gran vanguardista de su tierra.
Pero el concepto era poderoso. Indagué buscando más referentes pero parecía carente de teoría y solo la obra de Marcel Duschamp era vagamente catalogada como anartista. Y el hecho es que pedía a gritos ser recuperado y ampliado, enriquecido y revitalizado.
Aparentemente el término suponía una aproximación del arte a la teoría anarquista de principios del siglo XX, una traslación de los valores ácratas al terreno artístico y por ende al musical, en cuanto a sector productivo. Realmente el análisis marxista de los medios de producción es perfectamente aplicable a la industria musical de cualquier periodo: el mercado cultural esta controlado por las multinacionales del entretenimiento, que controlan la llegada de la producción artística al público y basan sus criterios de selección en la rentabilidad económica del producto. Integrado está el llamado mercado alternativo, que produce su propio panteón y principios con tal de llegar a un mercado más específico, pero no por eso menos rentable. Se trata de compartimentar y enfrentar al público (como se hacía con la clase trabajadora creando una élite proletaria con valores mas refinados), de hablar de música auténtica para oyentes auténticos, de crear escenas que cataloguen a las personas y las separen del conjunto, las alienen.
Con el anartismo se reivindicaría una democracia cultural auténtica para todos los sectores que participan en la actividad artística. No puede haber nadie primando sobre nadie en el arte: cualquiera puede hacer lo que le salga de su interior y debe tener el derecho de poder difundirlo en igualdad de condiciones. Desde la canción mas explícitamente comercial construida en midi y voces afinadas digitalmente hasta el experimento sonoro mas violento, agresivo y sin sentido aparente, pasando por canciones que hablen de política –sea la que sea-, de sexo con palabras sucias, de baladas romanticonas estereotipadas, etc… Pero nunca debe haber espacio al dirigismo, a la planificación de los gustos de la audiencia, a la aniquilación del criterio personal.
No somos libres hasta que se nos permite tener los elementos para ser libres a nuestra disposición. Una sentencia del Tribunal Constitucional de los EEUU puso una multa multimillonaria a una multinacional del entretenimiento por manipular la radio-fórmula para favorecer sus productos… Nadie debe decidir por nosotros que es lo que queremos escuchar, y en ese sentido Internet permite democratizar las fuentes de recepción musical.
Evidentemente de esta línea de pensamiento emana una crítica destructiva hacia los conceptos de “éxito”, “fama”, “estrella”. Nadie enchufado a tus orejas por la fuerza las veinticuatro horas del día puede hablar de triunfo artístico y no esperar que nos riamos en su cara. Y eso también va por ti y por mi. Nadie es superior ni mejor que otro/a, todos aportamos, no competimos, nos expresamos: Todos somos estrellas. Y los medios de comunicación deben de estar comprometidos con los creadores de su comunidad y facilitar su libre acceso al público sin menospreciar la capacidad de este a saber elegir qué le gusta: eso es culturizar a la gente.
Al ver la cantidad de ideas y conceptos que el término “anartismo” suscitaba decidí acudir a algunas fuentes teóricas para darle entidad. Se trataba de conformar un ideario que permitiese no tan solo subrayar lo político del arte, sino crear una base con la que poder tratar y replantear cualquier temática popular (amor, sexo, diversión, drogas) desde la práctica creativa.
Bakunin fue el primero al que acudí. Su Manifiesto Anarquista de 1914 habla de que la libertad ha de ser el pilar en el que se sustente la comunidad y los individuos (hasta ahí coincide con el liberalismo clásico). El anti-estatismo es un hecho configurativo del anarquismo, al igual que la afirmación implícita de que el trabajo no es lo que define a la persona dentro del entramado social. Trabajas porque quieres y porque te realizas en tu trabajo, y la comunidad, al margen de que lo hagas o no, debe cubrir a todo individuo sus necesidades básicas, así como asegurar el libre acceso a la cultura y la gratuitidad del ocio.
Todo es aplicable al arte: el creador se debe a su imaginación y ha de poder expresarse libremente, tenga o no tenga estudios. No hay caminos preestablecidos para llegar a hacer música, cine, literatura, solo instrumentos al alcance de todos para avanzar en una u otra dirección. La expresión es ilimitada, la imaginación infinita: haz lo que quieras, y que no te mueva la ambición sino la realización personal. Hazlo para conectar con tu gente, para establecer flujos comunicativos que permitan un enriquecimiento mutuo. La economía no debe controlar la imaginación, no debe constreñirte ni dirigir tu mente, porque hablamos de un sistema en el que la creación esta al alcance de todo el mundo de forma gratuita y en igualdad de condiciones y donde el artista, como el trabajador, tiene aseguradas sus necesidades. Es la destrucción de la base económica del bien común.
Es una utopía, pero prefiero eso a la distopía que supone pensar que el sistema es así, que hay que adaptarse y pactar una reducción de tus expectativas creativas para seguir adelante, que hay que prostituir tu imaginación haciendo trabajos alimenticios toda la vida, y pensar que el futuro va a ser todavía peor porque ya nadie invierte en nuevos proyectos (solo hay que fijarse en las radios comerciales y su política de poner viejos éxitos a todas horas). Pensemos a lo grande, hermanos y hermanas, en global, y tomemos conciencia de que somos trabajadores de la cultura y de que nos están jodiendo cada día. No somos libres, pero podemos ser anartistas y luchar por tener nuestro espacio al margen del estupidismo.
Lalo López, 01/07, Bcn
Pero el concepto era poderoso. Indagué buscando más referentes pero parecía carente de teoría y solo la obra de Marcel Duschamp era vagamente catalogada como anartista. Y el hecho es que pedía a gritos ser recuperado y ampliado, enriquecido y revitalizado.
Aparentemente el término suponía una aproximación del arte a la teoría anarquista de principios del siglo XX, una traslación de los valores ácratas al terreno artístico y por ende al musical, en cuanto a sector productivo. Realmente el análisis marxista de los medios de producción es perfectamente aplicable a la industria musical de cualquier periodo: el mercado cultural esta controlado por las multinacionales del entretenimiento, que controlan la llegada de la producción artística al público y basan sus criterios de selección en la rentabilidad económica del producto. Integrado está el llamado mercado alternativo, que produce su propio panteón y principios con tal de llegar a un mercado más específico, pero no por eso menos rentable. Se trata de compartimentar y enfrentar al público (como se hacía con la clase trabajadora creando una élite proletaria con valores mas refinados), de hablar de música auténtica para oyentes auténticos, de crear escenas que cataloguen a las personas y las separen del conjunto, las alienen.
Con el anartismo se reivindicaría una democracia cultural auténtica para todos los sectores que participan en la actividad artística. No puede haber nadie primando sobre nadie en el arte: cualquiera puede hacer lo que le salga de su interior y debe tener el derecho de poder difundirlo en igualdad de condiciones. Desde la canción mas explícitamente comercial construida en midi y voces afinadas digitalmente hasta el experimento sonoro mas violento, agresivo y sin sentido aparente, pasando por canciones que hablen de política –sea la que sea-, de sexo con palabras sucias, de baladas romanticonas estereotipadas, etc… Pero nunca debe haber espacio al dirigismo, a la planificación de los gustos de la audiencia, a la aniquilación del criterio personal.
No somos libres hasta que se nos permite tener los elementos para ser libres a nuestra disposición. Una sentencia del Tribunal Constitucional de los EEUU puso una multa multimillonaria a una multinacional del entretenimiento por manipular la radio-fórmula para favorecer sus productos… Nadie debe decidir por nosotros que es lo que queremos escuchar, y en ese sentido Internet permite democratizar las fuentes de recepción musical.
Evidentemente de esta línea de pensamiento emana una crítica destructiva hacia los conceptos de “éxito”, “fama”, “estrella”. Nadie enchufado a tus orejas por la fuerza las veinticuatro horas del día puede hablar de triunfo artístico y no esperar que nos riamos en su cara. Y eso también va por ti y por mi. Nadie es superior ni mejor que otro/a, todos aportamos, no competimos, nos expresamos: Todos somos estrellas. Y los medios de comunicación deben de estar comprometidos con los creadores de su comunidad y facilitar su libre acceso al público sin menospreciar la capacidad de este a saber elegir qué le gusta: eso es culturizar a la gente.
Al ver la cantidad de ideas y conceptos que el término “anartismo” suscitaba decidí acudir a algunas fuentes teóricas para darle entidad. Se trataba de conformar un ideario que permitiese no tan solo subrayar lo político del arte, sino crear una base con la que poder tratar y replantear cualquier temática popular (amor, sexo, diversión, drogas) desde la práctica creativa.
Bakunin fue el primero al que acudí. Su Manifiesto Anarquista de 1914 habla de que la libertad ha de ser el pilar en el que se sustente la comunidad y los individuos (hasta ahí coincide con el liberalismo clásico). El anti-estatismo es un hecho configurativo del anarquismo, al igual que la afirmación implícita de que el trabajo no es lo que define a la persona dentro del entramado social. Trabajas porque quieres y porque te realizas en tu trabajo, y la comunidad, al margen de que lo hagas o no, debe cubrir a todo individuo sus necesidades básicas, así como asegurar el libre acceso a la cultura y la gratuitidad del ocio.
Todo es aplicable al arte: el creador se debe a su imaginación y ha de poder expresarse libremente, tenga o no tenga estudios. No hay caminos preestablecidos para llegar a hacer música, cine, literatura, solo instrumentos al alcance de todos para avanzar en una u otra dirección. La expresión es ilimitada, la imaginación infinita: haz lo que quieras, y que no te mueva la ambición sino la realización personal. Hazlo para conectar con tu gente, para establecer flujos comunicativos que permitan un enriquecimiento mutuo. La economía no debe controlar la imaginación, no debe constreñirte ni dirigir tu mente, porque hablamos de un sistema en el que la creación esta al alcance de todo el mundo de forma gratuita y en igualdad de condiciones y donde el artista, como el trabajador, tiene aseguradas sus necesidades. Es la destrucción de la base económica del bien común.
Es una utopía, pero prefiero eso a la distopía que supone pensar que el sistema es así, que hay que adaptarse y pactar una reducción de tus expectativas creativas para seguir adelante, que hay que prostituir tu imaginación haciendo trabajos alimenticios toda la vida, y pensar que el futuro va a ser todavía peor porque ya nadie invierte en nuevos proyectos (solo hay que fijarse en las radios comerciales y su política de poner viejos éxitos a todas horas). Pensemos a lo grande, hermanos y hermanas, en global, y tomemos conciencia de que somos trabajadores de la cultura y de que nos están jodiendo cada día. No somos libres, pero podemos ser anartistas y luchar por tener nuestro espacio al margen del estupidismo.
Lalo López, 01/07, Bcn
10 comentarios:
hey, i'am a littel girl new york's and wild a souvenir the you, that is posible one gayumbos. kiss
Lalo Lopez, he dedicado mi noche de insomnio a leer y meditar sobre este documento y... Acabas de minar mi frustrada carrera como escritora, que lo sepas! Eso sin contar con que mi licenciatura en historia del arte ha quedado a la altura del barro!! Diosssss, soy una historiadora de pacotilla, normal que no encuentre trabajo en este campo ajajajaja. Esto no lo podré superar ;) Mis felicitaciones!
Joder Lalo, la verdad es que le das bien al coco!Me ha parecido muy interesante tu punto de vista.
Ojalá triunfe el anartismo con la ayuda de Internet y cada cual pueda crear su arte y hacer lo que le parezca sin tener que hacer concesiones para poder encontrar su hueco en el mercado, porque en el fondo y aunque nos pese, se trata de vender, pues hasta el artista más radical desea poder vivir de su trabajo, y si no vendes, no comes.
Saludos!
En Chocadelia no se ocultan las verdades. Por supuesto que queremos vender, se trata de recuperar todas las horas y todo el dinero invertido. Algo locos estamos, y evidentemente estamos en el rollo por placer y para podernos expresar. Pero evidentemente el grupo no puede tener un futuro sostenido si lo único que genera son gastos.
Anartismo implica otra forma de ver la cultura, tanto por parte de los propios artistas como de las empresas y las autoridades políticas. El cambio puede ser una utopía, pero nosotros aportamos nuestro granito de arena para que, como mínimo, haya gente que reflexione sobre el problema. Arte es cultura, y la cultura es de todos. Pero cuando la libertad creativa no existe, ¡no tenemos nada!
¡¡¡¡Anartismo siempre!!!!
Foxy J
Joder, tío: FOXY J! Menudo mito. Y no lo digo en coña. Desde sus apariciones de Funky Macarrón en Bikini.
Creo que, como dice Pablo, si el anartismo tiene alguna salida, esta se llama INTERNET.
A potenciarla pues.
Saludos.
Hehehe!
Fonty-python, menudos tiempos aquellos... De todas formas lo de "mito" no se me da muy bien. Solo soy un tipo muuuuuuy corriente, pero con un transtorno esquizofrénico agudo cada vez que me subo al escenario.
Hablando de mitos, ayer fui a ver "Banderas de nuestros padres" de Clint Eastwood. ¡Qué jodío, el puto republicano! Hace unas pelis cojonudas, y aunque esta no me flipo tanto como "Million Dollar baby", tengo la intuición que con la 2ª parte de la historia, "Cartas des de Iwo Jima", el tío se va a salir. Eastwood es un tipo inclasificable, y muy desconcertante. Habla de cosas con las que se supone que no tendría que estar de acuerdo. ¡Adoro a este tipo! ¿Un ejemplo de anartista, aunque sea dentro del sistema?
¡¡¡Saludos a tod@s!!!
Foxy J
joder, alguién ha entendido un pijo? parece un trabajo de alguna asignatura de créditos de libre elección pasado de katovits la noche anterior a la fecha de entrega!
Eso no significa que no tenga razón el prenda, pero coño es más fácil todo con metaforas de animalitos, ilustraciones en 3d,o con algun chiste que amenize el rato,no sé...
Ay Chicho, en algún sitio teniamos q colgar todas nuestras pajas. Veras, hay momentos para divagar y momentos para drogarse y hacer el irresponsable, lo q esta claro es q la política esta presente en todo lo q hacemos, es inevitable. Nosotros no podemos hablar de los problemas de los obreros de la construccion ni de la inflacion interanual, podemos hablar de lo q hemos experimentado como currantes del fonk. Y macho, hay muy poco espacio para el fonk en este país, y hay q reivindicar la validez de toda música a tener su espacio. Pero si te molan los dibujitos ya te pasaré unas tiras cómicas q hice sobre Chocadelia la mar de monas! Un abrazo
esto....el duschamp era un listillo que vivía con la herencia de su mamá y su papá, por eso sus obras de arte no estaban a la venta! que no digo que al final no pasara hambre el pobre pero no es lo mismo!(jajaja además me está dando muchos dolores de cabeza este personaje).
aun así lo que dices es mu gonito :) y mu cierto.
Jode pagar por ver un montón de basura dentro del gugenheim...
dada is not dead!
ay Weber, tienes razón q fácil es hacer arte sin ataduras cuando tienes el sustento garantizado... (molaría q el estado nos lo garantizase a todos para hacer lo q nos realizase como personas, no?) De todas maneras, uno no puede escoger el lugar y el sitio donde nacer, ni la condición de su familia, ni puede dejar de ser quien es. Cada uno desd su sitio tiene mucho q aportar a todo debate sobre la creación, la coherencia y el radicalismo ideológico... Yo soy un hijo de la clase media -chocadelia es un fenómeno de la clase media aunq estemos en caida libre hacia el lumpen desd hace un tiempo- y no permitiré q eso invalide mis ideas. Por otro lado Duschamp tampoco me flipa mucho, pero el dadaismo me pirra... ¿Alguien a leido el comic de la Doom Patrol de Grant Morrison en el q una pandilla de locos con superpoderes encierran a París dentro de un cuadro? ENCERREMOS AL MUNDO DENTRO DE UNA CANCION DE CHOCADELIA Y A VER Q PASA!
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